miércoles, septiembre 07, 2016

Las Perlas: El Gigante

Hoy me gustaría compartir una historia muy conocida enfocando en algunas lecciones prácticas.



Si prefieres ver es video, verlo al final de la publicación.  

David y el Gigante

David era un joven pastor que tocaba el arpa y temía al Señor.

Un día su padre le envía a frente de batalla a llevar alimentos a sus hermanos mayores.  En estos tiempos había una batalla en contra de los Filisteos.

Al llegar, supo que había un gigante filisteo que diariamente, por 40 días, venía a afrontar el ejército y afrontar al Dios de Israel.  A David, eso no le pareció bien.

Habló con varios soldados a respecto y llegó al Rey pediendo que pudiera luchar en contra del gigante.  Todos le llamaron loco por ser joven y no estar preparado.  Él trae a la atención del rey que para cuidar de sus ovejas tuvo que luchar en contra de leones y de osos.

El Rey accede a su petición dándole su espada y armadura.  David no podía moverse y pide ir al gigante sin esta protección.  Una vez más el Rey Saul accede a su pedido.

David coge su honda y unas pequeñas piedras del rio.  Se presenta delante del gigante y dice:

"Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy contra ti en nombre del Señor del universo, el Dios de las huestes de Israel, a quien tú has desafiado."

David tira una piedra y clava en la frente del gigante. El gigante cae muerto.

***

Hay muchas lecciones en esta historia.  Para leer toda la historia puedes pincha AQUÍ

Comparto algunas aplicaciones personales:

1) David era joven, era pequeño.  Delante de las situaciones de la vida, muchas veces, nos sentimos diminutas, incapaces, pequeñas.  David no se dejó intimidar con el tamaño del gigante pues él conocía el tamaño de Dios.

2) David no cogió la espada del Rey que le fue ofrecida, eligió confiar en las pequeñas piedras del rio.   Cuando afrontamos algún problema, es muy normal sentir que no tenemos fe suficiente.  Nos parece que nuestra fe diminuta no podrá agradar o alcanzar el favor del Señor.

3) El gigante era fuerte y grandísimo.  Los obstáculos que enfrentamos son muchos.  Todos tenemos "gigantes" personales.  Algunos gigantes son del pasado, experiencias negativas que nos hace sentirnos impotentes o con una auto estima baja.  Los gigantes pueden representar algún problema que estamos enfrentando ahora mismo: un desempleo o una enfermedad.  También, el gigante puede ser el futuro con todas sus interrogantes.  El no saber que nos depara el futuro puede traernos ansiedad.  


Hoy, nos queda el ejemplo de David a ser seguido.  No miremos nuestra pequeñez, ni nos apoyemos en el tamaño de nuestra fé.  No miremos el tamaño de nuestro "gigante".  

Lo que importa es el tamaño de nuestro Dios. Él es grande y poderoso.  Aún que tengamos la fe como un grano de mostaza, Él puede derrotar nuestros gigantes con su poder.  Basta darle carta blanca en nuestra vida.  Dios pone Gigantes en tu vida para encontrar el David que llevas dentro. 

Espero que esta historia y ejemplo os pueda ayudar en vuestras vidas.



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