Romanos 10:17
“ Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios”
Dios no duerme, no está distraído, no se despista, no comete errores, lo que hace tiene siempre un propósito. Él está actuando aun cuando no nos damos cuenta. Mucho pasa en nuestras vidas, por Él y para Él y pasamos de dar gracias, de pedir, de dialogar con Él.
Él no quiere una relación de dictadura, él quiere una relación de amistad y amor. Quiere decirnos cosas, y quiere oírnos cuando tenemos necesidad de decirle alguna cosa.
Este Dios es grande y hace milagros, mira algunos ejemplos:
Daniel – en el foso de los leones (Daniel 6:16-22)
Sadrach, Mesach y Abdenego – en el horno de fuego (Daniel 1:6-20)
Moisés – abriendo el mar (Éxodo 14:21-31)
Jesús – convierte el agua en vino (Juan 2:3-10)
Josué – caen las murallas de Jericó (Josué 6:1-20)
Elias – la harina y el aceita de la viuda su multiplican (1 Reyes 17:8-16)
Puedes leer estas historias en la Biblia por internet en esta página: http://www.biblegateway.com/ Puedes poner el pasaje y encontrar la historia en muchos idiomas y traducciones.
Dios hace milagros grandes, pero está atento a los pequeños detalles. Eso me asombra aun más ... los detalles que cuida en nuestras vidas. Quisiera compartir una historia ...
El Desodorante
A principios de nuestra vida de casados, yo y mi marido viviamos en Texas donde trabajábamos con una iglesia que prestaba servicios de ayuda a la comunidad, que era muy necesitada. No podian pagarnos, así que nos dieron una casa para vivir y podíamos vivir tambien de las ayudas que prestaban a los necesitados. Había un banco de comidas y de ropa. De allí tambien venian nuestras "compras".
Yo venía de una familia normal pero tenía muchos privilegios, hasta algunos lujos. Esta era, sin duda, una nueva experiencia. Fue difícil pero estábamos seguros de estar donde deberíamos estar, y eso nos ayudaba a continuar.
Uno de los días que ia por más comida, al banco de ayuda, mi di cuenta que tenían el desodorante que quería. Era un tanto caro y no podíamos darnos el lujo de comprarlo en las tiendas. Así que como podía, me lo cogí. Me acuerdo de usarlo poco a poco para que no se acabara pronto. Pero el día vino en que se acabó. Fue a buscar algo de comida y para mi sorpresa, ¡allí estaba otro del mismo desodorante! ¡Lo que tanto me gustaba! Eso pasó vez tras vez, en cada ocasión que se terminaba.
Algunos lo llamarían coincidencia, yo les respecto, pero yo sé que Dios me estaba mimando con todo el cuidado.
Bueno, ¿que quería enseñarme Dios con eso?
Creo que quería enseñarme dos cosas:
1) Me cuida al mínimo detalle, dándome lo que necesito y más
2) Me oye la oración, aún cuando no la verbalizo.
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