Hoy estuve leyendo en la Biblia a cerca de las ovejas. Es que son unos animalitos tan hermosos pero totalmente perdidos, cuando no tienen ayuda.
Yo soy una persona de la ciudad. Crecí y siempre viví en ciudades grandes, lejos del campo. No soy persona que se relaciona bien con los animales. Así que lo que es conocimiento común para la mayoría de la gente, es algo totalmente nuevo para mí.
Permitid que comparta algo que me deja sorprendida, perdonad me por la ignorancia de sorprenderme con cosas tan comunes para muchos.
He leído en un comentario que las ovejas pueden morir de sed aún que haya un lago apenas al otro lado de la colina. Ellas no pueden oler el agua. No tienen sentido algún de dirección, nunca podrían encontrar el camino de regreso a casa. También no pueden escapar de una tormenta como hacen muchos animales. No tienen defensa alguna, y si atacadas solo esperan quietas que sean devoradas. No saben como escoger sus alimentos. Tienen buenos dientes mas no son sagaces al escoger lo que comen. Si se caen, volteándose sobre el lomo, lo más probable es que se queden en esta posición hasta que reciban ayuda.
A la mejor ya sabíais todo eso, pero para mí es algo nuevo e interesante. Se hace aún más interesante cuando leo Juan 15:1-15 en la Biblia y cómo Jesús nos comparó con las ovejas y a él mismo se nombró “El Buen Pastor”. Él sabía que, como las ovejas, podemos tener sed y hambre espiritual, carecer de lo más básico. Él sabía que a veces nos perdemos y no podemos encontrar nuestro camino. Sabía que no nos podemos defender de las agresiones de esta vida, y que caímos con frecuencia no pudiendo volver a una posición normal sin ayuda.
Él sabía… y nosotros podemos ser confortados en que en medio de los problemas de esta vida que seguramente vendrán, tenemos no solamente un pastor, pero “El Buen Pastor” para cuidarnos y llevarnos a casa.
“Yo soy el Buen Pastor… que da la vida por sus ovejas…” Juan 15:1-15
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